El Código de la Disciplina (Pātimokkha en pāli) contiene 227 reglas para los bhikkhus y 311 reglas para las bhikkhunīs que rigen su vida cotidiana, su comportamiento, pero no de su práctica. 
Los principales objetivos del Código de la Disciplina son: 
1. Dar una buena imagen a los laicos que eran los que apoyaban, sostenían y mantenían a esta comunidad posibilitando que pudieran liberarse del trabajo y emplear todo su tiempo en la práctica. 
2. Mantener la disciplina y la armonía en el Sangha. 
3. Prevenir las violaciones de la moralidad. 
Estas reglas se leían cada quince días en las asambleas de bhikkhus y bhikkhunīs para purificar a la comunidad y recordarles la importancia de la Disciplina. 
Algunas reglas contienen principios morales; pero la mayor parte de ellas establecen las prescripciones del orden sobre el vestido, de los alimentos, de las ceremonias, etc. y el castigo en el que se incurre por su inobservancia, castigo que en cuatro casos consiste en la expulsión de la orden, otros en la probación o suspensión por tiempo determinado, otros en decomiso y confesión y otros en confesión. 
Llamar monjes a los bhikkhus es sumamente impropio, pues nada tiene de común la orden budista con las cristianas. La primera carece de monasterios, abades, jerarquía y votos de obediencia. Ningún miembro de la orden es sacerdote ni tiene facultad de absolver, y todo el mundo puede apartarse de la asociación cuando quiera sin formalidad alguna. Ya hemos visto, además, que las reglas presentan principalmente un carácter práctico y marcan la conducta a observar entre los individuos respecto a las cosas tenidas en común. 
De todas formas, el Código de la Disciplina utiliza este nombre y sus derivados en el sentido de obligación o código. La historia del Pātimokkha en la India es muy oscura: conservado probablemente por las diferentes escuelas budistas primitivas, cuando pasados ​​seis o siete siglos, algunos budistas dejaron el pāli por el sánscrito, prescindieron también del Pātimokkha, ya que tampoco se encuentra entre las numerosas sectas de China y Japón que siguieron las doctrinas de escuelas indias reformadas. 
A pesar de que en el siglo XII o XIII fue rescatado por la secta theravadin, a día de hoy tiene poco sentido imponer reglas estrictas a determinados individuos que quieran dejar de trabajar para dedicarse en exclusiva a la práctica con el fin de que a los devotos les parezcan éticos y así ellos obtengan méritos por apoyarlos materialmente. 
El mendicante, el bhikkhu, el que pide para comer fue una figura popular en India, arraigada desde tiempos remotos, que el Buddha empleó para organizar su Sangha de bhikkhus y su Sangha de bhikkhunīs, para liberarles de sus exigentes tareas cotidianas propias de aquella sociedad prehistórica. Nada que ver con los tiempos actuales donde disponemos de ahorros, becas, vacaciones, del retiro o de la jubilación.