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Espacios (Āyatanas)


Copyright © 2023 Tomás Morales y Duran. Todos los Derechos Reservados


Espacios como lugares, estancias, esferas… son moradas de la conciencia a las que se accede de forma esencialmente diferente a las jhānas, por lo que es erróneo llamarlos «jhānas inmateriales» o asimilarlos a jhānas.

El acceso se produce induciendo un estado cerebral similar al sueño REM mediante un movimiento ocular rápido.

El estado REM es similar fisiológicamente a los estados de vigilia, incluidas las ondas cerebrales desincronizadas rápidas y de bajo voltaje. La actividad eléctrica y química que regula esta fase parece originarse en el tronco encefálico y se caracteriza principalmente por una abundancia del neurotransmisor acetilcolina, combinada con una ausencia casi total de los neurotransmisores monoamínicos histamina, dopamina, serotonina y norepinefrina. Las experiencias en este estado no se transfieren a la memoria permanente debido a la ausencia de norepinefrina, por lo que las experiencias deben procesarse inmediatamente.

Durante el estado REM se suspende la homeostasis central, lo que permite grandes fluctuaciones en la respiración, la termorregulación y la circulación que no ocurren en ningún otro modo de dormir o despertar. El cuerpo pierde bruscamente el tono muscular, un estado conocido como atonía REM.

El uso de energía cerebral en el estado REM, medido por el metabolismo del oxígeno y la glucosa, iguala o supera el uso de energía durante la vigilia.

Las redes cortico-subcorticales involucradas en movimientos respiratorios voluntarios se conservan durante el estado REM y que las irregularidades respiratorias durante esta etapa tienen un origen cortical / subcortical que refleja el contenido de la experiencia.

Durante el estado REM van sucediéndose imágenes a gran velocidad producidas desde la experiencia anterior ponderadas en intensidad y tiempo en función a su carga emocional, hasta que se agotan. Es un proceso automático. Al acabar el estado REM, se entra en apnea y es cuando se inicia la experiencia en alguno o varios de estos cuatro espacios: un lugar vacío, un lugar sin límites conocidos, ningún lugar y la ausencia de factores de aferramiento a la conciencia.

Por las propias características de estos espacios donde no hay qualia no se produce gnosis. Por tanto, estos estados, como tales, no cumplen el criterio de utilidad, aunque sí todos los demás.

Es por esto que cuando el Buddha aprendió a introducirse en estos estados, se decepcionó.



MN 85: Con el Príncipe Bodhi

—Yo, venerable Kālāma, quiero tomar los votos en esta práctica y disciplina.

Āḷāra el Kālāma me habló así:

—Que el venerable proceda. Esta práctica es tal que una persona sensata puede en poco tiempo experimentar la doctrina de su propio maestro con sus propias habilidades paranormales y vivir habiéndola logrado.

Así que, Príncipe, muy pronto, muy rápidamente, dominé esta práctica.

Yo, Príncipe, en lo que respecta a la recitación oral y la repetición de lo aprendido, hablé con el conocimiento y la autoridad de los ancianos y era consciente, tanto yo como los otros, de que «lo sé, lo veo».

Entonces se me ocurrió, Príncipe: «No es únicamente por mera fe que Āḷāra el Kālāma declara: “Me doy cuenta de esta enseñanza con mis propias habilidades paranormales y vivo habiéndola logrado”».

Entonces, Príncipe, me acerqué a Āḷāra el Kālāma. Habiéndome acercado, le hablé así a Āḷāra el Kālāma:

—Venerable Kālāma, ¿hasta qué punto dices que has realizado esta enseñanza con tus propias habilidades paranormales?

Cuando dije esto, Príncipe, Āḷāra el Kālāma declaró la dimensión de ningún lugar.

Entonces se me ocurrió, Príncipe:

«No es solo Āḷāra el Kālāma quien tiene fe, yo también tengo fe. No solo Āḷāra el Kālāma tiene energía, yo la tengo también. No es solo Āḷāra el Kālāma quien tiene memoria, yo también la tengo. No es solo Āḷāra el Kālāma quien tiene concentración, yo también la tengo. No es solo Āḷāra el Kālāma quien tiene sabiduría, yo también tengo sabiduría.

Pongamos que ahora me esfuerzo en la realización de esa práctica que Āḷāra el Kālāma proclama: “Me doy cuenta de esta enseñanza con mis propias habilidades paranormales y vivo habiéndola logrado”».

Así que, Príncipe, muy pronto, en muy poco tiempo, me di cuenta de esa enseñanza con mis propias habilidades paranormales y viví habiéndolo logrado.

Entonces, Príncipe, me acerqué a Āḷāra el Kālāma. Habiéndome acercado, le hablé así:

—Venerable Kālāma, ¿has realizado esta práctica con tus propias habilidades paranormales hasta este nivel y declaras haberlo logrado?

—Lo declaro.

—Yo también, venerable, he realizado esta práctica con mis propias habilidades paranormales hasta este nivel y permanezco habiéndolo logrado.

—¡Somos afortunados, venerable, muy afortunados, de tener a un venerable como tú siendo uno de nuestros compañeros renunciantes! así, la práctica que realicé con mis propias habilidades paranormales, y declaro haberla logrado, la has realizado con tus propias habilidades paranormales, y vives habiéndola logrado. La enseñanza que has realizado con tus propias habilidades paranormales, y habías vivido habiéndola alcanzado, yo la había realizado con mis propias habilidades paranormales, y declaro haberla logrado.

Así, la enseñanza que yo sé, tú la sabes, y la enseñanza que tú sabes, yo la sé. Yo soy como tú y tú eres como yo. Ven ahora, venerable, ambos deberíamos liderar esta comunidad juntos.

De esta manera, Príncipe, Āḷāra el Kālāma, siendo mi maestro, me puso a mí, su discípulo, al mismo nivel que él y me honró con el más alto honor.

Entonces se me ocurrió, Príncipe: «esta enseñanza no conduce a la desilusión, el desapasionamiento, la cesación, la paz, la comprensión, al despertar y a Nibbāna. Solo lleva hasta el renacimiento en la dimensión de ningún lugar».

Así que, Príncipe, no teniendo bastante con esta práctica, la ignoré y, decepcionado, me alejé de ella.

—Yo, venerable, quiero tomar los votos en esta práctica y disciplina.

Dicho esto, Príncipe, Uddaka, el hijo de Rāma, me habló así:

—Que el venerable proceda. Esta práctica es tal que una persona sensata puede en poco tiempo experimentar la doctrina de su propio maestro con sus propias habilidades paranormales y vivir habiéndola logrado.

Así que, Príncipe, muy pronto, muy rápidamente, dominé esta práctica.

Yo, Príncipe, en lo que respecta a la recitación oral y la repetición de lo aprendido, hablé con el conocimiento y la autoridad de los ancianos y era consciente, tanto yo como los otros, de que «lo sé, lo veo».

Entonces se me ocurrió, Príncipe: «No es únicamente por mera fe que Uddaka, el hijo de Rāma declara: “Me doy cuenta de esta enseñanza con mis propias habilidades paranormales y vivo habiéndola logrado”».

Entonces, Príncipe, me acerqué a Uddaka, el hijo de Rāma. Habiéndome acercado, le hablé así a Uddaka, el hijo de Rāma:

—Venerable Kālāma, ¿hasta qué punto dices que has realizado esta enseñanza con tus propias habilidades paranormales?

Cuando dije esto, Príncipe, Uddaka, el hijo de Rāma, declaró la dimensión de la ausencia de los factores de aferramiento a la existencia.

Entonces se me ocurrió, Príncipe:

«No es solo Uddaka quien tiene fe, yo también tengo fe. No solo Uddaka tiene energía, yo la tengo también. No es solo Uddaka quien tiene memoria, yo también la tengo. No es solo Uddaka quien tiene concentración, yo también la tengo. No es solo Uddaka quien tiene sabiduría, yo también tengo sabiduría.

Pongamos que ahora me esfuerzo en la realización de esa práctica que Uddaka proclama: “Me doy cuenta de esta enseñanza con mis propias habilidades paranormales y vivo habiéndola logrado”».

Así que, Príncipe, muy pronto, en muy poco tiempo, me di cuenta de esa enseñanza con mis propias habilidades paranormales y viví habiéndolo logrado.

Entonces, Príncipe, me acerqué a Uddaka, el hijo de Rāma. Habiéndome acercado, le hablé así:

—Venerable Uddaka, ¿has realizado esta práctica con tus propias habilidades paranormales hasta este nivel y declaras haberlo logrado?

—Lo declaro.

—Yo también, venerable, he realizado esta práctica con mis propias habilidades paranormales hasta este nivel y permanezco habiéndolo logrado.

Así, la enseñanza que yo sé, tú la sabes, y la enseñanza que tú sabes, yo la sé. Yo soy como tú y tú eres como yo. Ven ahora, venerable, ambos deberíamos liderar esta comunidad juntos.

De esta manera, Príncipe, Uddaka, el hijo de Rāma, siendo mi maestro, me puso a mí, su discípulo, al mismo nivel que él y me honró con el más alto honor.

Entonces se me ocurrió, Príncipe: «esta enseñanza no conduce a la desilusión, el desapasionamiento, la cesación, la paz, la comprensión, al despertar y a Nibbāna. Solo lleva hasta el renacimiento en la dimensión de ningún lugar».

Así que, Príncipe, no teniendo bastante con esta práctica, la ignoré y, decepcionado, me alejé de ella.

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