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Neutralizando al Bicho


Copyright © 2023 Tomás Morales Duran. Todos los Derechos Reservados

Después de ver cómo ese pequeño dictadorzucho nos maltrata y nos jode la vida, entran ganas de clavarle un picahielos hasta matarlo… Bueno, esa sería la opción de preferencia de Egas Moniz, ese nobel portugués de medicina y fisiología que todo lo arreglaba clavando picahielos en el cerebro de sus horrorizados pacientes.

Pero así no se hacen las cosas, al menos, cuando se quien hacer bien. El sistema límbico tiene su función. Hay que dejarle trabajar pero manteniéndolo a raya sin cederle gratuitamente el control de nuestra vida.

Que trabaje pero que no nos controle es el objetivo. Es decir, que haga lo que tenga que hacer, pero hasta ahí.

La forma en la que el sistema límbico mantiene el control es mediante químicos que sintetiza y al difundirlos cambia el modo de operación del cerebro. Estos químicos se llaman neurotransmisores y son poderosas sustancias que condicionan la actividad cerebral y por ende, la conducta del individuo. En cierta forma, podemos decir que el sistema límbico se dedica a dopar al cerebro para que haga lo que él quiere.

Si vimos que tratar de razonar con un batracio es absurdo, porque simplemente no razona, tratar de manejar un cerebro dopado con múltiples sustancias es como tratar de razonar con un politoxicómano en pleno viaje.

Esto es química y es con la química con lo que esto se aborda.

Y no, no es cuestión de ir inyectarse drogas en el cerebro a través de la nariz, dependiendo de lo que el bicho esté haciendo. Hay sustancias que no traspasan la barrera hematoencefálica, por lo que deben ser sintetizadas dentro del propio cerebro.

Lo que hay que considerar es el hecho de que no son las sustancias en sí, las que enganchan y acarrean sufrimiento, sino el tratamiento que con sus «afamadas salsas» hace el batracio. Como vimos, sintetiza o recapta, en función de la conducta que él quiere que hagamos. Es entonces a esas conductas a las que el batracio induce la adicción. Por ejemplo, a conseguir dinero. Nunca hay dinero suficiente para el que el batracio deje de enredar con la dopamina, vertiéndola o secuestrándola. Así que hay gente que está enganchada al dinero como lo están a la cocaína. No pueden encontrar paz mientras el bicho esté desequilibrando sus neurotransmisores.

Así que, resulta evidente que la mejor forma de contrarrestar al batracio es sintetizando esas mismas sustancias, pero a voluntad, sin que estén ligadas a conducta alguna. De esa forma, es como es posible desengancharse de las conductas que quiere el batracio. Es decir, desengancharse de la voluntad del bicho.

Es mediante la inflación de sustancias que las sustancias dejan de tener valor.

Igual que pasa con el dinero.

Lo de cómo se sintetizan las sustancias a voluntad ya se trató en el Curso de Jhānas.

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