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Neuroquímica de los Estados de Jhāna

Updated: Mar 1, 2023


Copyright © 2023 Tomás Morales y Duran. Todos los Derechos Reservados


El principio de las jhānas es simple. Como el objetivo es liberar a la conciencia del trabajo continuo de experimentar una mente humana, simplemente la apagamos, cesando así sus funciones. Esto se logra suspendiendo el suministro de oxígeno al cerebro. Es decir, si no se respira el cerebro no recibe oxígeno, si no recibe oxígeno deja de operar, al dejar de operar las funciones de la mente humana cesan, al cesar estas funciones, la conciencia se libera de la mente humana.

Como experimentó el Buddha, no se puede dejar de respirar sin más, por lo que tendremos que emplear el método de las jhānas, cuyo fin será preservar el cerebro desconectado de la mente mientras dure el trance sin que, además, no sufra daño neuronal alguno, por mucho que se prolongue.

Como vimos, el meditador irá dirigiendo la mente y la mantendrá concentrada direccionando la mente secuencialmente sobre diferentes formas en movimiento con el fin de que vayan surgiendo el placer, la felicidad y la alegría sin ser estimulados por los sentidos, sino directamente inducidos.

El placer, la felicidad, la alegría, el placer, la excitación, el amor, la absorción, etc. son emociones que resultan de la acción de diferentes neurotransmisores en el cerebro que actúan como drogas endógenas. Podemos decir, por tanto, que los diferentes estados previos están inducidos por las drogas que el propio cerebro genera.

El Buddha se percató de que las mismas no eran perjudiciales en absoluto:


MN 36. Gran Discurso con Saccaka

Esto se me ocurrió: «¿Por qué debo tener miedo de este placer, ya que no tiene nada que ver con placeres sensoriales o con defectos perjudiciales?».

Esto se me ocurrió: «No le temo a ese placer, ya que no tiene nada que ver con placeres sensoriales o con defectos perjudiciales».


Si repasamos la bibliografía de investigación neurológica ésta nos indica que a partir de los cuatro o cinco minutos de anoxia cerebral se producen afectaciones en las neuronas, y muchas mueren provocando secuelas permanentes e incluso la muerte. No hay ningún estudio que contradiga lo anterior, y la literatura científica deriva hacia los posibles tratamientos de rehabilitación cognitiva.

Sin embargo, sabemos por la misma literatura que determinados neurotransmisores funcionan como neuroprotectores, como son los endocannabinoides, la dopamina y la serotonina. También sabemos que la generación de encefalinas, que son las responsables últimas del trance, se facilita por la producción previa de anandamida.

La primera Jhāna requiere de cinco drogas: dopamina, serotonina, anandamida, epinefrina y encefalina, generadas a partir del ejercicio correspondiente. Sin embargo, la segunda se diferencia de la primera en que ya no se necesita ejercicio alguno: se entra en jhāna espontáneamente, sin más. La tercera Jhāna no hace uso de la dopamina, y la cuarta, de ninguna.

En este punto es importante entender que el entrenamiento está dirigido a que el cerebro aprenda a entrar en todos y cada uno de estos estados por sí mismo y que lo haga sin esfuerzo. Es por ello que los sucesivos estados van siendo más profundos, tienen menor protección, pero tienen menos requerimientos. Esto se logra cuando el cerebro está entrenado y sabe entrar en estos estados por sí mismo.

El estado de Jhāna funcionalmente supone la desconexión de diversas funciones cerebrales quedando el sentido del oído, atenuado pero activo. Es interesante hacer notar esto, porque el oído, al contrario del resto de los sentidos no va primero al sistema límbico sino al neocórtex, debido a que es necesaria una evaluación de alto nivel para saber si un sonido representa una amenaza grave e inminente. Para determinar el tamaño de un posible animal cerca y su agresividad, es necesario procesar muchos datos. En el caso de que esta evaluación sea positiva, lanza la alerta a la amígdala poniendo al sistema límbico en alerta y con él al resto del cuerpo.

El resto de sentidos, como la vista o el olfato primero van a la amígdala e inmediatamente dan respuesta en caso necesario, y con posterioridad se envía la señal al neocórtex para que reevalúe la situación… pero ya estaremos en alerta. Esto nos indica que en el estado de jhāna el sistema límbico está amortiguado.

Los centros del habla y la conceptualización cesan. Esto se observa cuando al salir de la absorción el meditador no puede articular palabra y le cuesta mucho conceptualizar. Al reiniciarse el cerebro es cuando el meditador comprueba que se ha limpiado de pensamientos reactivos y que solo piensa si quiere pensar, exactamente igual que nos lo describe el Buddha:


AN 4.35. Con Vassakāra

—Brahmín, no estoy de acuerdo ni en desacuerdo contigo, pero cuando alguien tiene cuatro cualidades lo describo como un gran hombre con gran sabiduría.

—¿Qué cuatro?

—Cuando alguien practica para el bienestar y la felicidad de la gente. Ha establecido a muchas personas en el camino noble, es decir, en los principios básicos de la benevolencia y el mérito.

Piensa lo que quiere pensar y no piensa lo que no quiere pensar. Considera lo que quiere considerar y no considera lo que no quiere considerar. Así ha logrado el dominio mental de los caminos del pensamiento.

Obtiene las cuatro jhānas cuando lo desea, sin problemas ni dificultades.


Las jhānas tienen utilidades evidentes más allá de las propiamente cognitivas. Es evidente que para lograr actuar con sabiduría es necesario dominar nuestro sistema límbico, nuestro primitivo cerebro anfibio de una forma físico-química, que es lo que entiende.

Tratar de razonar con él, desde un neocórtex que está dominado por la rana es tan absurdo como querer razonar con un cocodrilo que tiene hambre y te tiene atrapado.

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