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La Alegría


Copyright © 2023 Tomás Morales Duran. Todos los Derechos Reservados


La anandamida, también conocida como araquidonoiletanolamida o AEA, es un lípido endógeno con gran afinidad por los receptores cannabinoides. De hecho, es considerado uno de los endocannabinoides eicosanoides (derivados de ácidos grasos) más conocidos y el segundo en encontrarse en mayor cantidad. Descubierta en 1992, el nombre de este lípido deriva de la palabra sánscrita para alegría o portador de alegría, «Ānanda», debido a los efectos y la relajación que genera, y está compuesta por ácido araquidónico y etanolamina.

De vida breve y rápida degradación, la anandamida es una molécula frágil cuyos efectos tienen corta duración en el cuerpo humano. Esta sustancia se relaciona, al igual que el resto de cannabinoides, con la sedación, la reducción del vómito y el aumento del hambre, con la mejora de la función respiratoria y la relajación. así como también con problemas con la concentración, la percepción del tiempo y con la memoria.


Se trata de una sustancia que no es producida en una región del encéfalo en particular, sino que es secretada por la membrana de las neuronas, y se ha localizado en diferentes regiones del organismo, tanto dentro como fuera del cerebro. Es habitual su presencia en tálamo, hipocampo, ganglios basales y cerebelo, así como en bazo y el corazón. Sus receptores se encuentran pues ampliamente repartidos, estando vinculados a la proteína G.


Además, la anandamida también puede adquirirse mediante el consumo de diferentes alimentos. Algunas de sus fuentes naturales más conocidas son el cacao y el chocolate, siendo la anandamida uno de los principales elementos que provocan que a la mayoría de la gente les parezca tan agradable. Del mismo modo, está presente en algunos pescados y sus huevas, y en los erizos de mar.


La anandamida es un endocannabinoide que tiene origen en la membrana de las neuronas a partir de la hidrólisis de un su precursor, un fosfolípido denominado N-araquidonoil fosfatiletanolamina (o NAPE) derivado del ácido arquedónico propio de dicha membrana. Esta síntesis se produce gracias a la enzima fosfolipasa D, uniéndose también etanolamina para terminar configurando la anandamida.



La anandamida se caracteriza por generarse únicamente en el momento en que va a liberarse, al contrario que otros neurotransmisores que son previamente fabricados y almacenados hasta el momento de su transmisión. Suele ser generada por la neurona postsináptica, de manera retrógrada, generando una estimulación o inhibición de la producción de neurotransmisores en la presináptica.


En ese momento, esta sustancia es liberada en el espacio sináptico, para posteriormente ser recibida tanto por neuronas como por las células gliales. Una vez captada se degrada a etanolamina y ácido araquidónico, siendo a continuación reincorporada a los lípidos de la membrana. Esta sustancia es pues rápidamente metabolizada por el organismo, desapareciendo en un breve período de tiempo.


La anandamida es una sustancia de gran utilidad para nuestro organismo, la cual tiene importantes papeles en nuestro funcionamiento cerebral y corporal. Como parte del sistema endocannabinoide, la anandamida tiene un relevante papel a la hora de conservar la homeostasis corporal, influyendo y modulando la transmisión nerviosa e interaccionando con múltiples sistemas y neurotransmisores. Entre otros, puede inhibir la síntesis de GABA y glutamato. También participa en disminuir la presión ocular.


Al igual que el resto de cannabinoides, una de las principales y más reconocidas funciones de los cannabinoides es la de modular y generar una disminución de la sensación de dolor ante una lesión, teniendo un efecto analgésico. Otra de las acciones que realiza la anandamida, y que de hecho hoy en día se sigue investigando y generando un gran interés, el hecho de que su actuación impide o disminuye la proliferación celular de células cancerosas, provocando la muerte de dichas células. Ello ha sido especialmente investigado en los melanomas.


Los cannabinoides poseen también un efecto neuroprotector al tener la capacidad de disminuir la excitación del sistema nervioso, algo que a su vez tiene efectos protectores hacia la excitotoxicidad.


La anandamida y el conjunto de endocannabinoides alteran y modulan la alimentación, estando en estrecha interacción con la leptina. Mientras que ésta es una de las principales hormonas que regula la saciedad, la anandamida por el contrario estimula el apetito y genera la búsqueda de alimento.


El funcionamiento de la anandamida en el encéfalo también se ha visto relacionado con la capacidad de aprendizaje y memoria, encontrándose frecuentemente asociada a las áreas que manejan la memoria, como el hipocampo. En principio, facilita la creación de nuevas conexiones cerebrales y la eliminación de viejas.


El siguiente ejercicio induce la producción y liberación de este neurotransmisor.

Durante su realización es necesario mantener establecida la sonrisa Duchenne, fundamental para el proceso.

La forma sobre la que se direccionará la mente viene dada por la «fórmula de la alegría»:




El eje de abscisas representa el tiempo en décimas de segundo. El eje de ordenadas es la cantidad de aire en el interior.

El valor cero representa el estado de reposo. Se comienza con los pulmones vacíos y una rápida aspiración y se sigue con una aspiración continua mientras se crea un estado de tensión in crescendo hasta que en un momento, repentino e imprevisible, sucede una fuerte pero corta inhalación, y posteriormente se exhala y se repite el ejercicio.

Se trata, básicamente, de inducir mismo el instinto de la risa de los bebés, cuando se juega con ellos a llamarles la atención («Cu-cu»), esconderse y cambiarse de lugar mientras el niño trata de encontrar dónde está subiendo la tensión y, cuando menos se lo espera, salir con un grito («Tras!») que le provoca un susto y una inmediata carcajada.

Se debe repetir hasta establecer una risa genuina que surge sin explicación y que no se puede detener, liberando y relajando el cuerpo.

No hay que olvidar sonreír siempre.


La alegría es la espontaneidad de estar sentado frente a un estanque observando el agua, inhalando profundamente y sosteniendo el aire, de pronto se forman ondas en la superficie, hay un silencio… y un pez salta, la sorpresa hace que inhales un poco más, te deleitas con sus colores, su forma y su gracia al salir del agua, exhalas y el pez vuelve al estanque. Observas el agua, sabes que el pez volverá a surgir pero no sabes por donde, estas alerta, de pronto se forman las ondas y vuelve a saltar. Te sorprende y no puedes evitar reír. Cada vez estas más concentrado pero nunca atinas al lugar por donde salta el pez. La alegría que te produce cada vez que sale del agua crece y crece... y te absorbe.

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