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En la época del Buddha, ciertos ascetas y brahmanes empleaban la concentración en la totalidad de ciertos objetos.
La palabra kasina, (totalidad) posiblemente relacionada con la sánscrita krtsna, «todo, completo, entero», nombra a un dispositivo puramente externo usado para producir y desarrollar la concentración de la mente y alcanzar un determinado tipo de absorción.
El ejercicio consiste en concentrar intensamente la mente en un objeto visible que se toma como imagen preparatoria, por ejemplo, una mancha de color o un disco, o un trozo de tierra, o un estanque a cierta distancia, etc., hasta que finalmente uno percibe, incluso con los ojos cerrados, un reflejo mental en negativo de la imagen adquirida.
Ahora bien, mientras se continúa dirigiendo la concentración a esta imagen, se debe lograr que la contraimagen surgida aparezca inmaculada e inamovible. En ese punto se habrá alcanzado la concentración de proximidad.
Mientras se sigue perseverando en la concentración en el objeto, mientras se trata de que no se mueva o se disuelva, el objeto debe expandirse en todas direcciones logrando la totalidad completa. En ese punto se suspende toda actividad de los sentidos, en el que ya no se ve ni se oye, ni se perciben las impresiones ni los sentimientos corporales, es decir, un estado de absorción.
Las 10 totalidades 10 kasinas mencionadas en los suttas son: la totalidad de la tierra, la totalidad del agua, la totalidad del fuego, la totalidad del aire, azul, amarillo, rojo, blanco, espacio y vida.
En los suttas este ejercicio aparece como una práctica propia de ascetas y brahmanes. El Buddha las conoce, y sabe de sus limitaciones y que no son parte del camino, en contraposición con las jhānas que es la vía por en la que él logró la iluminación.
Aunque la absorción obtenida es un estado parecido a la primera jhāna y existen autores que las confunden e incluso las toman como prácticas budistas, sus diferencias son sustanciales y tienen relación con los tres últimos criterios descritos en un capítulo anterior.
Las totalidades no son útiles al no conducir a ninguna clase de gnosis. Son absorciones cerradas que no llevan a ninguna parte y donde no hay nada. Son como cuartos cerrados y vacíos. Un descanso, un recreo.
Además el método descrito, aunque es simple, es tan penoso que se tardan años y años en alcanzar estas absorciones. Realmente no es un método como tal porque haciendo lo mismo una y otra vez es extremadamente raro que se produzca. Más que método es una lotería.
Y tampoco tiene repetibilidad. Una vez logrado este estado, repetirlo es casi igual de penoso. Ciertamente es una absorción y algo es algo. Los pocos que la han logrado suelen caer en la creencia errónea de que han alcanzado algo importante, cuando no es así. Es un ejercicio tan penoso como inútil.
En los suttas se nos cuenta lo siguiente de las totalidades:
Hubo un tiempo en que el venerable Mahākaccāna se alojaba en la tierra de los Avantis cerca de Kuraraghara en el Monte Pavatta.
Entonces, la laica Kāḷī de Kurughara se acercó al venerable Mahākaccāna, se inclinó, se sentó a un lado y le dijo:
—Señor, esto lo dijo el Buddha en «Las preguntas de la niña»:
Habiendo derrotado al ejército
de todo lo que puede ser placentero,
yo, solo, practicando las jhānas,
descubrí la dicha de la paz de la mente, el logro de la meta.
Por eso no me acerco
demasiado a la gente,
y nadie se acerca
demasiado a mí.
—¿Cómo deberíamos ver el significado detallado de la breve declaración del Buddha?
—Hermana, algunos ascetas y brahmines consideran que el logro en la concentración sobre la totalidad de la tierra es lo máximo, lo ponen como su máximo objetivo.
El Buddha sabía directamente hasta qué punto el logro en la concentración sobre la totalidad de la tierra era lo más elevado. Conociendo esto directamente, vio el principio, el inconveniente y el escape y tuvo el conocimiento y la visión de lo que era y lo que no era el camino. Al ver el principio, el inconveniente y el escape y teniendo el conocimiento y la visión de lo que era y lo que no era el camino, supo que había alcanzado la meta, la paz de la mente.
Algunos ascetas y brahmanes consideran que el logro en la concentración sobre la totalidad del agua es lo máximo, lo ponen como su máximo objetivo. Algunos ascetas y brahmanes consideran que el logro en la concentración sobre la totalidad del fuego... del aire... del azul... del amarillo... del rojo... del blanco... del espacio... de la vida es lo máximo, y lo ponen como su máximo objetivo.
El Buddha sabía directamente hasta qué punto el logro en la concentración sobre la totalidad de la vida era lo más elevado. Conociendo esto directamente, vio el principio, el inconveniente y el escape y tuvo el conocimiento y la visión de lo que era y lo que no era el camino.
Al ver el principio, el inconveniente y el escape y teniendo el conocimiento y la visión de lo que era y lo que no era el camino, supo que había alcanzado la meta, la paz de la mente.
Entonces, hermana, Así es como se debe entender el significado detallado de lo que el Buddha dijo brevemente en «Las preguntas de la niña»:
Habiendo derrotado al ejército
de todo lo que puede ser placentero,
yo, solo, practicando las jhānas,
descubrí la dicha de la paz de la mente,
el logro de la meta.
Por eso no me acerco
demasiado a la gente,
y nadie se acerca demasiado a mí.
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