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La Felicidad


Copyright © 2023 Tomás Morales Duran. Todos los Derechos Reservados


La serotonina, conocida como la «hormona de la felicidad» ya que determina en gran medida nuestro estado ánimo y el control de las emociones, es una molécula sintetizada por las neuronas del sistema nervioso central que tiene un papel tanto de hormona como de neurotransmisor, pues es capaz tanto de fluir por la sangre modificando la fisiología de distintos órganos y tejidos como de regular la actividad del sistema nervioso, respectivamente. La serotonina es producida en nuestro cerebro de forma natural con el objetivo de asegurar que nuestra fisiología, funciones vitales y emociones vayan acordes a los cambios que experimentamos en el medio, tanto por sus efectos propios como por la incidencia que tiene en la síntesis de otros neurotransmisores. En este sentido, la serotonina cumple con muchas funciones distintas, teniendo impacto en la temperatura corporal, el apetito, la división celular, la salud del sistema cardiovascular, los ciclos de sueño, las funciones cognitivas.


Un aspecto importante a mencionar de este neurotransmisor y hormona es que para sintetizarla, el cerebro necesita triptófano, un aminoácido esencial que el cuerpo no es capaz de producir por sí solo, sino que debe provenir de la dieta. El arroz, el capomo, los plátanos, los huevos, la pasta, las legumbres o el pollo son alimentos ricos en triptófano.

La serotonina es una monoamina neurotransmisora.

La serotonina (5-HT) se sintetiza en las neuronas serotoninérgicas del sistema nervioso central y en las células enterocromafines del tracto gastrointestinal. A nivel cerebral, las neuronas del núcleo del rafé, un agregado celular que conforma la columna medial del tallo encefálico, constituyen el epicentro de producción de 5-HT.


La serotonina se sintetiza a través del L-Triptófano, un aminoácido esencial en dos fases. La primera reacción, catalizada por la enzima hidroxilasa del triptófano, convierte el triptófano en 5 – hidroxitriptofano. En la segunda reacción el 5 - hidroxitriptofano se descarboxila convirtiéndose en 5 - hidroxitriptamina, que también recibe el nombre de serotonina. La enzima que cataliza la reacción es la descarboxilasa del 5 - hidroxitriptofano.


La serotonina es mucho más que la «hormona de la felicidad». Es una de las moléculas que mayor influencia tiene en más procesos fisiológicos y emocionales de nuestro cuerpo ya que controla la síntesis y liberación de otros neurotransmisores. La serotonina está implicada de forma más o menos directa en un gran número de funciones biológicas, una vez producida y liberada.


La serotonina participa en regulación de multitud de funciones de nuestro organismo a nivel cerebral, en el tubo digestivo, en las arterias o en las plaquetas. En general, la serotonina ayuda a regular la actividad del cerebro en relación a la atención, la memoria, el estado de ánimo, el apetito, el deseo sexual o la temperatura corporal, y algunos estudios han expuesto que aumenta la plasticidad cerebral y acelera el aprendizaje.


Un interesante agonista de la serotonina es el cornezuelo de centeno producido por el hongo Claviceps purpurea que crece en el centeno y otros granos. Los efectos farmacológicos de los alcaloides del cornezuelo de centeno son variados y complejos; en general, sus efectos son debidos a sus acciones como agonistas parciales o antagonistas de los receptores serotoninérgicos, dopaminérgicos y adrenérgicos. Este es un efecto muy interesante para la liberación final de la adicción a la felicidad.


El alcohol está totalmente desaconsejado. El alcohol actúa principalmente en moléculas de naturaleza proteica como son los receptores del sistema de neurotransmisión. Una vez que el alcohol llega al cerebro interviene en los distintos sistemas de neurotransmisión, estableciendo una compleja y en muchos aspectos desconocida relación, pues no afecta a uno específicamente, sino que su acción llega a muchos neurotransmisores de forma diferente. El consumo de alcohol, hace que el cerebro realice cambios adaptativos, que desbordan los mecanismos de neurotransmisión, pues al persistir el estímulo, pasa de un equilibrio en condiciones fisiológicas a obligarlo a activar procesos moleculares para mantener así ese nuevo equilibrio que se ha desplazado desde lo fisiológico a lo patológico. En la adicción al alcohol, se produce una adaptación anómala del cerebro. En esta fase, el etanol que traía placer en un principio, al ser retirado, produce un síndrome de abstinencia. La necesidad del alcohol para mantener ese «nuevo equilibrio» indica que se han alterado los sistemas de neurotransmisión. Entre los varios efectos que tiene el consumo de alcohol en la serotonina los más importantes son su habilidad de causar problemas neurológicos e inmunitarios, el aumento en el uso y susceptibilidad de la dependencia al alcohol, y riesgo de intoxicación y adicción.


El alcohol provoca un aumento desmedido de serotonina en el cerebro. Además, cuando el consumo de alcohol pasa a ser continuado y prolongado, su efecto cambia generando una mayor demanda de serotonina en el cerebro. De esta forma, contribuye a aumentar la adicción y los síntomas depresivos.


El siguiente ejercicio incide en la producción y liberación de este neurotransmisor.

Durante la realización de este ejercicio es necesario mantener establecida la sonrisa Duchenne, fundamental para iniciar el proceso. La forma sobre la que se direccionará la mente viene dada por la «fórmula de la felicidad»:

El eje de abscisas representa el tiempo en segundos. El eje de ordenadas es la cantidad de aire en el interior:


El valor cero representa el estado de reposo. Las subidas son inhalaciones y las bajadas, exhalaciones. La presión en este caso es fuerte y se mantiene constante en todos y cada uno de los momentos.

Esta perspectiva es desde fuera. No se emplea viéndola así. La mente se coloca dentro el mismo plano de la curva y sobre ella y se mantiene conectada a lo largo de la forma subiendo y bajando a velocidad y presión constantes, de forma continua e indefinida hasta que se haya logrado liberar suficiente cantidad de serotonina y sus efectos sean visibles.

No hay que olvidar sonreír siempre.


La felicidad es como un paseo a caballo por las montañas, tomas las riendas y las llevas por medio de tu respiración; en cada inhalación subes con firmeza hacia la cima, al llegar, tus pulmones están llenos de aire, comienzas a exhalar mientras desciendes solo para prepararte para volver a subir y volver a descender, mantienes las riendas pero puedes notar que el galope es cada vez más fuerte y más veloz aun así lo sostienes con tu respiración, te das cuenta que el aire no está solo enfrente de ti, te rodea, te envuelve, ya no hay diferencia entre el caballo y tú, son uno mismo, las sensaciones se van incrementando y aun así mantienes las riendas, hasta que las patas del caballo se despegan del suelo, se va elevando, vuela, es ahí donde sueltas las riendas y te diluyes en una felicidad que nunca antes habías experimentado.

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