Más allá del Noble Óctuple Sendero
El DN 2 es un relato perfecto de lo que el Buddha quería de sus bhikkhus: los quería santos, no iluminados. Una buena parte del relato nos lleva a diversas actividades relativas a la perfección de la virtud, pero la virtud ata al Samsara exactamente igual que la ignorancia. En lugar de amarrar al infierno, amarra al cielo, que viene a ser exactamente lo mismo. Este es el problema: si optas por la virtud, por la ética llegas a la extinción del sufrimiento. Y ¿despues que? ¿Morir y seguir vagando por el Samsara? El noble octuple camino es la ética llevada a sus maximas consecuencias y lleva indefectiblemente al fin del sufrimiento. Pero hasta ahí. Quien ya no sufre es aquel que ha erradicado el apego y la aversión, y se llama «anagami». Pero el noble óctuple sendero no guarda la fórmula para erradicar la ignorancia. Al final del relato, como por arte de magia, el Buddha introduce «A través de este conocimiento y la visión, su mente es liberada de las impurezas de la sensualidad, de las impurezas de la existencia y de las impurezas de la ignorancia.» ¿Como va a erradicar las impurezas de la existencia si lo UNICO QUE HA HECHO es ATARSE a la existencia a través de la virtud? Y ¿como va a erradicar la ignorancia si ni siquiera sabe como se hace? EL Buddha fracasó y su fracaso tiene un nombre: Ananda. En el momento de su muerte, el Buddha se dirige a Ananda, un ser lleno de inteligencia, memoria y virtud, un santo, y le dice que si quiere iluminarse que haga lo que él hizo, o sea, nada de todo lo anterior. Un ser iluminado no necesita restringir sus sentidos, no necesita virtud alguna, como tampoco necesita conocimiento de nada. Un ser iluminado es sabio y está por encima del bien y del mal porque ya nada le ata al Samsara y, por supuesto, nada le puede hacer sufrir, está liberado del kamma.
Digha Nikaya 2
Samannaphala Sutta
Discurso sobre los frutos de la vida contemplativa
Rajamaccakatha—Porción con el rey
Esto he escuchado: En una ocasión, el Bienaventurado estaba en Rajagaha, en la Arboleda de los Mangos de Jivaka Komarabhacca, con un numeroso grupo de monjes, unos mil doscientos cincuenta monjes. Esta día era el día de Uposatha, la noche de la luna llena, de la época de las azucenas, del cuarto mes de las lluvias, llamado Komudi. Esta noche, el rey Ajatasattu de Magadha, hijo de la reina Videha, estaba sentado en la terraza de su palacio rodeado por sus ministros. En un momento dado, sintió una inspiración y exclamó: “¡Qué maravillosa, amigos, es esta noche iluminada por la luna! ¡Qué hermosa! ¡Qué encantadora! ¡Qué auspiciosa es esta noche iluminada por la luna! ¿A cuál de los ascetas o brahmanes podríamos visitar esta noche, para que trajera paz a nuestra mente?”. Cuando esto fue dicho, uno de los ministros se dirigió al rey con estas palabras: “He aquí, Su Majestad, está Purana Kassapa que tiene numerosos seguidores y es maestro de muchos. Tiene buena fama y es honrado. Además es avanzado en edad, de una larga trayectoria en la vida ascética y se encuentra en la última fase de su vida. Su Majestad debería visitarlo a él. Quizá esta visita traería paz a su mente”. Cuando esto fue dicho, el rey permaneció en silencio. Entonces, otro ministro se dirigió al rey con estas palabras: “He aquí, Su Majestad, está Makkhali Gosala que tiene numerosos seguidores y es maestro de muchos. Tiene buena fama y es honrado. Además es avanzado en edad, de una larga trayectoria en la vida ascética y se encuentra en la última fase de su vida. Su Majestad debería visitarlo a él. Quizá esta visita traería paz a su mente”. Cuando esto fue dicho, el rey permaneció en silencio. He aquí está Ajita Kesakambalin … He aquí está Pakudha Kaccayana … He aquí está Sañjaya Belatthaputta … He aquí, Su Majestad, está Nigantha Nataputta, que tiene numerosos seguidores y es maestro de muchos. Tiene buena fama y es honrado. Además, es avanzado en edad, de una larga trayectoria en la vida ascética y se encuentra en la última fase de su vida. Su Majestad debería visitarlo a él. Quizá esta visita traería paz a su mente”. Cuando esto fue dicho, el rey permaneció en silencio.
Komarabhaccajivakakatha—Porción con Jivaka Komarabhacca
Mientras tanto, todo ese tiempo Jivaka Kombarabhacca estaba sentado en silencio, no muy lejos del rey. Así que el rey se dirigió a él con estas palabras: “Amigo Jivaka, ¿por qué permaneces en silencio?”. “Su Majestad, he aquí que el Bienaventurado, el Arahant, el plenamente despierto Buda, está en mi Arboleda de los Mangos con un numeroso grupo de los monjes, unos mil doscientos cincuenta monjes. En referencia al Bienaventurado se ha difundido este admirable informe: ‘Ciertamente, el Bienaventurado es un Arahant, un Buda plenamente despierto, dotado de sabiduría y buena conducta, el Sublime, el Conocedor de los mundos, incomparable maestro de los hombres que han de ser amansados. Maestro de los devas y seres humanos, despierto y Bienaventurado’. Su Majestad debería visitar al Bienaventurado. Quizá esta visita traería paz a su mente”. “En este caso, amigo Jivaka, que se prepare a los elefantes para que sean montados”. “Así sea, señor”, respondió Jivaka y preparó a quinientas elefantas, listas para ser montadas y al real elefante personal. Después de lo cual, dijo al rey: “Su Majestad, sus elefantas están listas. Proceda Su Majestad de acuerdo con sus deseos”. Entonces, el rey Ajatasattu, habiendo colocado a cada una de sus quinientas esposas en una de las quinientas elefantas, montó su elefante personal y emprendió el camino desde la capital, a lo largo de su estado, acompañado con el séquito que llevaba las antorchas, rumbo a la Arboleda de los Mangos de Jivaka Komarabhacca. Sin embargo, una vez que el rey Ajatasattu arribó a las cercanías de la Arboleda de los Mangos, sintió como si sus cabellos se le pararan de miedo y temor. Y así agitado y aterrado, con el pelo parado dijo a Jivaka Komarabhacca: “Amigo Jivaka, ¿tú no me engañaste, verdad? ¿Verdad, que no me traicionaste? ¿No me entregaste a mis enemigos? ¿Cómo puede ser que en este lugar haya un numeroso grupo de monjes –el mil doscientos cincuenta, en total— y que no se escuche sonido alguno, ni siquiera un estornudo o una tos?”. “No tenga miedo, Su Majestad. No tema. Yo no le engañé, no le traicioné, ni le entregué a sus enemigos. Siga adelante, Su Majestad, siga adelante. Hacia aquellos fuegos que se queman en la entrada del pabellón”.
Samannphalapuccha—Preguntas sobre los frutos de la vida contemplativa
Entonces, el rey procedió montado en su elefante personal, hasta donde se lo permitió el camino, después de lo cual, se acercó a pie a la puerta de la entrada del pabellón. Al llegar ahí, preguntó a Jivaka: “Amigo Jivaka, ¿Dónde está el Bienaventurado?” “Éste es el Bienaventurado, Su Majestad, el que está sentado al lado opuesto del pilar central, con el rostro dirigido al este y rodeado por el Sangha de los monjes”. Entonces, el rey se acercó a donde estaba el Bienaventurado y se paró a un lado. Después de lo cual, observó cómo el grupo de los monjes continuaba en silencio, como si fuera un lago transparente y despejado, y exclamó: “¡Si tan sólo el príncipe Udayabhadda estuviera dotado de semejante calma, que el Sangha de los monjes!” [El Bienaventurado dijo, entonces:] “¿Está hablando, Su Majestad, de alguien que le es muy querido?” “Señor, el príncipe Udayabhadda es muy querido para mí. ¡Si tan sólo estuviera dotado de semejante calma, que el Sangha de los monjes!” Entonces, inclinándose frente al Bienaventurado, saludó al Sangha de los monjes y con sus manos juntadas sobre su corazón, se sentó a un lado. Una vez sentado, se dirigió al Bienaventurado con estas palabras: “Quisiera preguntar al Bienaventurado sobre un asunto, si me lo permite”. “Pregunte, Su Majestad, lo que desee”. “Venerable Señor, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de los elefantes, los entrenadores de caballos, los aurigas, los arqueros, los abanderados, los mariscales de campo, los oficiales paladines, los altos oficiales reales, los comandos, los héroes militares, los guerreros vestidos de armaduras, los guerreros vestidos de cuero, los esclavos domésticos, los pasteleros, los peluqueros, los encargados de los baños, los cocineros, los fabricantes de guirnaldas, los lavanderos, los tejedores, los fabricantes de cestas, los alfareros, los contadores y especialistas en cálculos, y otros muchos semejantes artesanos. Todos ellos viven del fruto de sus artes, los cuales son visibles aquí y ahora. Sus artes les proporcionan la felicidad y el placer a ellos mismos y a sus padres, esposas e hijos, como también a sus amigos y compañeros. Con el fruto de sus artes, mantienen a los ascetas y brahmanes asegurándose a ellos mismos, de esta manera, un feliz y celestial destino en los futuros renacimientos. ¿Sería posible, Venerable Señor, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, un fruto que fuera visible aquí y ahora?” “¿Su Majestad recuerda haber planteado esta misma pregunta a otros ascetas y brahmanes?” “Sí, lo recuerdo, Venerable Señor”. “Si no sería difícil, ¿podría Su Majestad, decirme cómo le respondieron?” “No, no es difícil. Siempre que el Bienaventurado o alguien parecido me lo permita”. “Pues, cuéntelo, Su Majestad”.
Puranakassapavada—Teoría de Purana Kassapa
“En una ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Purana Kassapa. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Kassapa, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) … ¿Sería posible, Venerable Kassapa, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa que fuera visible aquí y ahora?’ “Cuando dije esto, Purana Kassapa me respondió: ‘Su Majestad, para alguien que hace cosas o instiga a otros a hacerlas, para alguien que mutila o instiga a otros que mutilen, para alguien que quema o instiga a otros que quemen, para alguien que inflige penas o instiga a otros que las inflijan, para alguien que atormenta o instiga a otros que atormenten, para alguien que intimide o instiga a otros que intimiden, para alguien que mata, que irrumpe dentro de las casas, saquea las riquezas, comete asaltos, hace emboscadas, comete adulterio, habla falsamente –no existe mal que podría ser hecho. Si alguien con una navaja bien afilada convirtiera a todos los seres vivos de la tierra en un montículo de carne, no habría mal alguno que pudiera venir como resultado de estas acciones. Si alguien estuviera caminando a lo largo del río Ganges, matando e instando a matar a otros, mutilando o instigando a otros que mutilaran, quemando o instigando a otros que quemaran, no habría mal que pudiera venir como resultado de estas acciones. Si alguien estuviera caminando a lo largo del río Ganges, regalando cosas e instando a otros que las regalaran, haciendo sacrificios e instando a otros que hicieran sacrificios, no habría mérito alguno que pudiera venir como resultado de estas acciones. En la generosidad, en el autocontrol, en el correcto hablar, no hay mérito alguno que podría venir como resultado de estas acciones’. “De esta manera, Venerable Señor, Purana Kassapa, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló de la no-acción. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Purana Kassapa, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, respondió acerca de la no-acción. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a algún asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Purana Kassapa, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.
Makkhaligosalavada—Teoría de Makkhali Gosala
“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Makkhali Gosala. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Gosala, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, Venerable Gosala, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Makkhali Gosala me respondió: ‘Su Majestad, he aquí que no hay causas ni condiciones de las impurezas de los seres. Los seres están corrompidos sin causas y sin condiciones. Tampoco hay, Su Majestad, causas ni condiciones de la purificación de los seres. Los seres están siendo purificados sin causas y sin condiciones. He aquí que no existe poder de uno mismo, poder de otros ni poder humano alguno. No hay fuerza alguna, vigor, energía ni esfuerzo posible. Todos los seres vivientes, todos los tipos de vida, todos los seres, todas las almas, carecen de fuerza, no tienen poder, ni pueden realizar esfuerzo alguno. Solamente, están destinados a los cambios del destino y de la naturaleza, sin poder oponer resistencia a la continua sucesión de penas y placeres del séxtuple renacimiento. “’He aquí, que hay un millón cuatrocientos seis mil seiscientos modos de origen. Quinientas formas del kamma, cinco formas y tres formas. Pleno kamma y medio kamma. He aquí, que hay sesenta y dos senderos, sesenta y dos eones intermedios, seis grandes clases de renacimientos, ocho clases de hombres, cuatro mil novecientas ocupaciones humanas, cuatro mil novecientas clases de ascetas mendicantes, cuatro mil novecientas moradas de los nagas, dos mil facultades, tres mil infiernos, treinta y seis reinos de polvo, siete esferas de seres conscientes, siete esferas de seres inconscientes, siete clases de seres ‘libres de ataduras’, siete grados de los devas, siete grados de los seres humanos, siete grados de los demonios, siete grandes lagos, siete grandes nudos, setecientos grandes precipicios, setecientos precipicios menores, setecientos grandes sueños, setecientos sueños menores, ochenta y cuatro mil grandes eones, durante los cuales tanto los tontos como los sabios recorren la interminable rueda, hasta poner fin a sus sufrimientos. “’De modo que, aunque alguien pensara: «a través de mi moralidad, a través de mis prácticas, a través de la austeridad o a través de la vida santa voy a madurar el kamma aún no maduro y voy a eliminar el kamma ya maduro siempre que me toque hacerlo»—esto sería imposible. Los placeres y las penas están en su justa medida y todo está fijado dentro de sus límites. Es imposible acortarlo ni alargarlo, imposible acelerarlo y desacelerarlo. Al igual que cuando se lanza una pelota envuelta con un cordón, la misma se para recién cuando se desenrolla el cordón, así también, sólo llegando al fin de su trasmigración, tanto el tonto como el sabio, llega al fin de sus penas’. “De esta manera, Venerable Señor, Makkhali Gosala, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló de la purificación mediante la vida errabunda. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Makkhali Gosala cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, respondió acerca de la purificación mediante la vida errabunda. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a algún asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Makkhali Gosala, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.
Ajitakesakambalavada—Teoría de Ajita Kesakambala
“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Ajita Kesakambali. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Ajita, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en verso 14) ¿Sería posible, Venerable Ajita, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Makkhali Gosala me respondió: ‘Se Majestad, he aquí que no hay nada dado, nada ofrecido, ni nada sacrificado. No existen frutos o resultados tanto de las buenas como de las malas acciones. No existe ni este mundo ni el venidero. No hay madre ni padre, ni tampoco renacimientos espontáneos de los seres. No hay ascetas ni brahmanes, los cuales, habiendo practicado correctamente, alcanzaran la meta directamente, mediante su propio descubrimiento, y que proclamaran este mundo o el venidero. Los seres humanos se componen de los cuatro elementos primarios. Al morir, la parte de la tierra retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia de la tierra. La parte del fuego retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia del fuego. La parte líquida retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia líquida. La parte del viento retorna a su estado anterior y se funde con la sustancia del viento. Las facultades sensoriales se esparcen por el espacio. Los cuatro hombres con las andas, cargan el cadáver como si fuera una quinta persona. Se escuchan sus pasos hasta el cementerio. Luego, los huesos se ponen blancos y el sacrificio termina con las cenizas. La generosidad, es la enseñanza de los idiotas. Las palabras de aquellos que hablan de la existencia después de la muerte, son como un parloteo falso y vacío. Con la destrucción del cuerpo, tanto el sabio como el tonto son aniquilados por igual y destruidos. Ya nadie existe después de la muerte’. “De esta manera, Venerable Señor, Ajita Kesakambalin, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la aniquilación. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Ajita Kesakambalin, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la aniquilación. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Ajita Kesakambalin, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.
Pakudhakaccayanavada—Teoría de Pakudha Kaccayana
“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Pakudha Kaccayana. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Pakudha, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, Venerable Pakudha, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Pakudha Kaccayana me respondió: ‘Su Majestad, he aquí que existen estas siete sustancias –no hechas, irreducibles, no creadas, no producidas, estériles, firmes como el pico de la montaña y estables como un pilar— sustancias que no se alteran, no cambian, no interfieren una en la otra, incapaces de causar a las otras placer, pena, ni ambas cosas. ¿Cuáles son estas siete sustancias? Sustancia de la tierra, sustancia líquida, sustancia del fuego, sustancia del viento, placer, pena y el alma. Éstas son las siete sustancias –no hechas, irreducibles, no creadas, no producidas, estériles, firmes como el pico de la montaña y estables como un pilar—sustancias que no se alteran, no cambian, no interfieren una en la otra, incapaces de causar a las otras el placer, la pena, ni ambas cosas. “’Entre estas sustancias no hay asesino alguno ni alguien que podría causar la muerte, no hay oyente, ni alguien que podría causar la audición, no hay conocedor ni alguien que podría causar la cognición. Cuando alguien corta la cabeza [de otra persona], en realidad no existe el asesino. Simplemente, la espada atraviesa el espacio existente entre estas siete sustancias’. “De esta manera, Venerable Señor, Pakudha Kaccayana, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre el no-relacionamiento. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Pakudha Kaccayana, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre el no-relacionamiento. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Pakudha Kaccayana, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarla, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.
Niganthanataputtavada—Teoría de Nigantha Nataputta
“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Nigantha Nataputta. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Nigantha, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, venerable Nigantha, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Nigantha Nataputta me respondió: ‘Su Majestad, he aquí que en caso de Nigantha –el de los nudos desatados— él vive restringido por cuatro tipos de restricciones. ¿Y cómo es que Nigantha vive restringido por cuatro tipos de restricciones? En este caso, Nigantha está restringido en lo que respecta a todas las aguas, puede evitar a todos los males, está purificado al haber evitado todos los males y está impregnado con la prevención de todos los males. Es así como Nigantha vive restringido por cuatro tipos de restricciones. Cuando Nigantha –el de los nudos desatados—vive refrenado de esta manera por cuatro tipos de restricciones, se convierte en Desatado [Nigantha], hijo de Nata [Nataputta], el perfecto por sí mismo, controlado por sí mismo y establecido por sí mismo’. “De esta manera, Venerable Señor, Nigantha Nataputta, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la cuádruple restricción. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Nigantha Nataputta, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló sobre la cuádruple restricción. Entonces, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Nigantha Nataputta, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.
Sankayabelatthaputtavada—Teoría de Sankaya Belatthaputta
“En otra ocasión, Venerable Señor, me acerqué a Sanjaya Belatthaputta. Al intercambiar con él cordiales saludos, me senté a un lado y pregunté lo siguiente: ‘Venerable Sañjaya, he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes … (sigue igual que en el verso 14) ¿Sería posible, Venerable Sañjaya, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, un que fuera visible aquí y ahora?’. “Cuando dije esto, Sañjaya Belatthaputta me respondió: ‘Si me preguntases:
«¿existe el mundo más allá?», y si yo pensase que existiese tal mundo, podría declararte «existe un mundo más allá». Pero yo no digo «esto es de esta manera», ni «esto es de tal manera» ni «esto se otra manera». No digo «esto no es así» ni tampoco digo «no es cierto que esto no es así». “‘Y si me preguntases: «¿No existe el mundo más allá?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que existe y que no existe el mundo más allá?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni existe ni no existe el mundo más allá?» … «¿Hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿No hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que hay seres que han tomado el renacimiento y que no hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni hay seres que han tomado el renacimiento y no hay seres que han tomado el renacimiento?» … «¿Existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿No existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que existen los frutos y los resultados de las buenas acciones y que no existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni existen los frutos y los resultados de las buenas acciones ni no existen los frutos y los resultados de las buenas acciones?» … «¿Existe el Tathagata después de la muerte?» … «¿No existe el Tathagata después de la muerte?» … «¿Sea que ambas cosas son ciertas: que existe el Tathagata después de la muerte y que no existe el Tathagata después de la muerte?» … «¿Sea que ninguno es cierto: que ni existe el Tathagata después de la muerte ni no existe el Tathagata después de la muerte?» y si yo pensase esto podría declararte «esto es así». Pero yo no digo «esto es de esta manera», ni «esto es de tal manera» ni «esto se otra manera». No digo «esto no es así» ni tampoco digo «no es cierto que esto no es así».
“De esta manera, Venerable Señor, Sanjaya Belatthaputta, al ser preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló con evasivas. Es como si alguien, al ser indagado acerca del mango, respondiera acerca del fruto del árbol del pan; o alguien indagado acerca del fruto del árbol del pan, respondiera acerca del mango. De la misma manera, Venerable Señor, Sanjaya Belatthaputta, cuando fue preguntado acerca de los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me habló con evasivas. Y se me ocurrió este pensamiento: ‘Entre todos estos ascetas y brahmanes, ¡éste es, sin lugar a dudas, el más estúpido de todos! ¿Cómo es posible que alguien siendo preguntado por los frutos de la vida contemplativa, visibles aquí y ahora, me hable con evasivas?’ Pero también, se me ocurrió el siguiente pensamiento: ‘¿Cómo podría alguien hacer que se menospreciara a un asceta o brahmán que vive dentro de su territorio?’ Entonces, aunque no me haya deleitado en las palabras de Sanjaya Belatthaputta, tampoco las rechacé. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me quedé insatisfecho. Sin deleitarme y sin rechazarlas, me levanté de mi asiento y me retiré.
Samannaphala—Los frutos de la vida contemplativa
Pathamasanditthikasamannaphala—El primer fruto visible de la vida contemplativa
“Es por todo eso, Venerable Señor, que me dirijo ahora al Bienaventurado con esta pregunta: he aquí que existen estos diferentes artesanos: los entrenadores de elefantes, los entrenadores de caballos, los aurigas, los arqueros, los abanderados, los mariscales de campo, los oficiales paladines, los altos oficiales reales, los comandos, los héroes militares, los guerreros vestidos de armaduras, los guerreros vestidos de cuero, los esclavos domésticos, los pasteleros, los peluqueros, los encargados de los baños, los cocineros, los fabricantes de guirnaldas, los lavanderos, los tejedores, los fabricantes de cestas, los alfareros, los contadores y especialistas en cálculos, y otros muchos semejantes artesanos. Todos ellos viven del fruto de sus artes, los cuales son visibles aquí y ahora. Sus artes les proporcionan la felicidad y el placer a ellos mismos y a sus padres, esposas e hijos, como también a sus amigos y colegas. Con el fruto de sus artes, mantienen a los ascetas y brahmanes asegurándose, de esta manera, a sí mismos, un feliz y celestial destino en los futuros renacimientos. ¿Sería posible, señor, señalar un fruto similar en caso de la vida contemplativa, un fruto que fuera visible aquí y ahora?”. “Así es, Su Majestad, lo puedo señalar. Pero primero, en consideración a esto, quisiera hacerle unas contra-preguntas. Que Su Majestad responda, según su parecer. Suponga que tiene en su entorno a uno de sus hombres, un esclavo o un obrero, que siempre se levanta más temprano que Usted, se acuesta tarde sólo después de que Usted se hubo retirado, siempre obedece sus órdenes, actúa conforme a sus deseos, habla bien de Usted y trabaja siempre en su presencia. Y que un día se le ocurre este pensamiento: ‘¿No es esto maravilloso? ¿No son realmente asombrosos, el destino y los resultados de las acciones meritorias? He aquí que este rey Ajatasattu es un ser humano, al igual que yo. Sin embargo, el rey Ajatasattu disfruta por sí mismo el suministro de todo lo que puede ser alcanzado por los sentidos, como si fuera un deva, mientras que yo soy un esclavo que trabaja siempre en su presencia. ¿Qué tal si yo también emprendo algunas acciones meritorias? ¿Qué tal si afeito mi cabeza y mi barba, me visto con el hábito amarillo y renuncio a esta vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar?’. “De modo que, después de cierto tiempo efectivamente afeita su cabeza y la barba, se viste con el hábito amarillo y renuncia a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar. Y viviendo así, restringe su cuerpo, su manera de hablar y su mente, se contenta con la comida simple y con la vivienda sencilla y se deleita en la soledad. Suponga entonces, que otro de sus hombres le informa de esto: ‘Su Majestad debe saber que un hombre de su entorno, un esclavo … que trabaja siempre en su presencia … renunció a la vida hogareña para vivir el estilo de vida sin hogar … se contenta ahora con la